NINGÚN SECRETO; TODO SERÁ DESCUBIERTO


“Porque no hay ningún secreto que no llegue a descubrirse, ni nada escondido  que no llegue a saberse. Por tanto todo lo que ustedes han dicho en la oscuridad, se oirá a la luz del día; y lo que han dicho en secreto y a puerta cerrada, será gritado desde las azoteas de las casas.” (Lucas 12:2,3)

¿Cuántas cosas hemos hecho en la vida que los demás que nos rodean no saben o nunca llegarán a conocer? ¿Cuántas veces hemos actuado a escondidas?

Aun muchas veces como cristianos somos inclinados al misterio, a lo secreto o a lo oculto. Sin embargo, NADA, absolutamente nada  quedará en lo oculto, nada quedará en lo secreto. TODO será revelado y todo saldrá a la luz; todo podrá verse con transparencia.

Podremos realizar todo tipo de cosas bajo el máximo secreto, con la cautela y sigilo de un experto; sin dejar huellas que nos delaten. Mas Cristo nos muestra que nada quedará guardado en el baúl de los secretos.


Todas esas cosas que jamás se dicen, que jamás se revelan; todas esas cosas tan íntimamente escondidas, Dios las sabe y nosotros mismos también; y es suficiente para que no creamos que engañamos a alguien; pues, no podemos engañar a Dios y a nuestra propia conciencia.

Algunos, no todos, llevamos vidas ocultas. Actuando clandestinamente como guerrilleros camuflados que no desean ser reconocidos.  Desgraciadamente, muchas veces nuestra apariencia pública en nada se asemeja a nuestra vida privada; convirtiéndola en un apantallamiento. En una mayúscula y horripilante mentira.


¿Es nuestro aspecto exterior, nuestro carácter real, nuestro auténtico sentir o somos como ese reptil de los mil colores que con su apariencia logra engañar a sus más apetecidos bocadillos de la naturaleza?  Me refiero al camaleón.  ¿Por qué aparentamos lo mejor en las reuniones con la iglesia y en cambio con la familia, entre un grupo de amigos, en el colegio, en el trabajo, en el bus, en el parque… adoptamos una actitud para cada circunstancia? ¿Qué nos mueve para usar una máscara para cada situación, para cada momento? ¿Por qué no ser siempre los mismos y presentarnos en cualquier lugar, según y tal como somos? ¿Qué nos motiva a vivir vidas ocultas?  ¿Por qué cuando está frente al hermano fulano a de la hermana zutana actúa con doblez. Presentándole una amable sonrisa y un  “Dios le bendiga”, mas en su interior, allá donde ningún ser humano logra penetrar rumia resentimientos, rencor, odio, envidia o amargura en su contra? ¿No es acaso hipocresía?  ¿Por qué ante la congregación aparece como un manso corderito y en su interior oculta un lobo rapaz? ¿Por qué cuando le ofrecieron un negocio o un trato ilícito, sabiendo que no debía aceptarlo, lo aceptó? ¿Por qué pues, se dijo: “Nadie sabrá de éste trato”? Eso es vivir una vida doble “y sabed que vuestro pecado os alcanzará”  (Números 32:23).


¿Recuerda la ocasión en que le sacó los trapos al sol a su vecino y usted le dijo hasta  de lo que moriría? ¡Las dos caras de la moneda! Por un lado dice reflejar la luz de Cristo, pero por otro lado cubre de tinieblas el mundo a su alrededor. ¿Nos convertirá esto en sepulcros blanqueados? (Ver Mateo 23:27,28).  ¿Por qué cuando se le presentó la oportunidad de ganar dinero o bienes por medio de la mentira, del engaño o el soborno no la rechazó? Eso es doblez de vida olvidando lo que dice la palabra inspirada de Dios  “andemos como de día honestamente”  (Romanos 13:13).  Si alguna de estas actitudes se observa en nuestra vida indica, pues, que somos inclinados a lo oculto, a la hipocresía; en fin, al fariseísmo  (Véase Mateo 5:20). Como cristianos, que defendemos serlo a capa y espada, amerita un cambio. Es necesario que nos volvamos al camino enseñado por Jesucristo.


Tarde o temprano veremos cara a cara al Señor  y en ese momento nada de lo que hicimos en secreto podrá permanecer oculto por más tiempo. Y lo que una vez fue un secreto celosamente guardado, será descubierto, saldrá a luz y será puesto a flote como corcho en el agua. No perdurará más en las profundidades del alma. “Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas, manifestará las intenciones de los corazones; y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios” (1 Corintios 4:5).


No vayamos más por el camino de santidad llevando vidas ocultas, activando a escondidas como si pudiéramos “tomarle el pelo” a aquel que aun nuestro cabello lo tiene contado  (Mateo 10:30).  ¡Por favor! No aparentemos más de gentes piadosas y sumisas cuando por dentro portamos la mortandad del engaño, la mentira y el doblez de vida. Tales actitudes destruyen la armonía entre Dios y nosotros.

Sigamos la ruta que Cristo nos abrió al morir como manso corderito en la cruz del Calvario. Esto es, el camino del evangelio. ¡Sí! Como Pablo expresó: “Procuren que su manera de vivir esté de acuerdo con el evangelio de Cristo . . . “ (Fil.1:27).  “Mira pues, no suceda que la luz que en ti hay, sea tinieblas. Así que, si todo tu cuerpo está lleno de luz, no teniendo parte alguna de tinieblas, será todo luminoso, como cuando una lámpara te alumbra con su resplandor”  (Lucas 11:25,26).  Preparémonos día a día para presentarnos frente al tribunal celestial   “en el día que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres. . .” (Romanos 2:16). Recordemos no habrá ningún secreto; TODO será descubierto.  – Carlos Rodríguez


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