¿QUÉ DEBO HACER

PARA SER SALVO?

Esta no es solamente la pregunta más importante que hombre alguno ha hecho, sino también la más seria.  Es tan seria, porque si contestamos mal esta pregunta podemos perder nuestras almas para siempre. 

Siendo tan importante esta pregunta,  la Biblia es la única fuente de información que usaremos para contestarla.  En el libro de los Hechos encontramos tres veces esta pregunta y tres contestaciones diferentes cada vez.

 

Primero, el carcelero de Hechos 16:25-34

El carcelero hizo la pregunta: "¿Qué debo hacer para ser salvo?" (Hechos 16:30).

La respuesta: Tenía que CREER en el Señor Jesucristo (Hechos 16:30,31).  Cristo mismo destaca la importancia de creer cuando dice: "Si no creéis que yo soy, en vuestros pecados moriréis" (Juan 8:24).  Aunque el carcelero tenía que creer, eso no fue suficiente.  No fue hasta después de su bautismo que la Escritura dice, "y se regocijó con toda su casa de haber creído a Dios" (Hechos 16:34).  Para ser salvos, necesitamos tener creencia o "fe que obra por el amor" (Gálatas 5:6).  El carcelero tenía esta clase de creencia, ya que se bautizó.

La respuesta: Tenía que BAUTIZARSE.  Algunos creen que en el momento que Pablo y Silas le dijeron que creyera, el carcelero fue salvo.  Pero "la fe viene por el oír, y el oír por la palabra de Dios" (Romanos 10:17).  ¿Cómo podría haber creído el carcelero sin haber oído la palabra de Dios?  No fue hasta después de decirles que creyeran, que la palabra dice: "Les hablaron la palabra del Señor" (Hechos 16:32), o sea, le explicaron concretamente lo que debía hacer para ser salvo, "y en seguida SE BAUTIZÓ él con todos los suyos" (Hechos 16:33).  La creencia que salva siempre incluye el bautismo.

 

Segundo, Los Tres Mil judíos (Lea Hechos 2:36-41)

Después del discurso de Pedro, la gente en el día de Pentecostés reconoció su condición pecaminosa y preguntó a Pedro y a los apóstoles, "¿Qué  haremos" para ser salvos? (Hechos 2:37).

La Respuesta: Tenían que ARREPENTIRSE (Hechos 2:38). Pedro dice: "Arrepentíos... para perdón de los pecados".

Ellos "se compungieron de corazón" o sea sintieron remordimiento y tristeza por el pecado cometido.  Pero estar triste no era suficiente.  Era necesario que esta tristeza produjera arrepentimiento (2 Corintios 7:10).   ¿Qué es el arrepentimiento?  El verdadero arrepentimiento incluye un cambio de actitud, o de intención; es la decisión de dejar lo malo y hacer lo bueno. Para acercarnos a Dios, el arrepentimiento está tan vigente hoy como en el día de Pentecostés.  Dios "ahora manda a todos los hombre en todo lugar que se arrepientan" (Hechos 17:30).

La Repuesta: Tenían que BAUTIZARSE (Hechos 2:38).  Como el arrepentimiento, el bautismo todavía es esencial para nosotros; no podemos prescindir del bautismo para ser salvos.

¿Qué es el bautismo?  "Bautismo" viene de la palabra griega baptizo que significa "inmersión, sumersión".  Así mismo, es una sepultura en agua y no un rociamiento.  Colosenses 2:12 afirma esto cuando dice que somos "sepultados con él en el bautismo".

Hechos 2:41 relata que ese día de Pentecostés "como tres mil personas fueron bautizadas".  ¿Para qué?  "para perdón de los pecados" (Hechos 2:38).  Hoy día quieren hacer caso omiso del bautismo, pero como 1 Pedro 3:21 dice,  el bautismo "ahora nos salva".

 

Tercero, SAULO DE TARSO (Lea Hechos 9:1-8)

Cuando Saulo oyó la voz de Jesús, preguntó: "¿Qué quieres que haga" para ser salvo? (Hechos 9:6).  Jesús encargó a Ananías la responsabilidad de llevar la respuesta de lo que debía hacer Saulo.

No tenía que pedir perdón a Dios a través de una oración.  Saulo había orado ya tres días (Hechos 9:11).  Sin embargo, Ananías no le dijo que siguiera orando al Señor, pidiendo perdón hasta que fuera salvo.  Eso es porque la oración es una de los privilegios de un hijo de Dios (1 Pedro 3:12), y no puede salvar al pecador.

La Respuesta: Tenía que levantarse y BAUTIZARSE para lavar sus pecados (Hechos 22:16).

Muchas personas piensan erróneamente que Saulo fue perdonado de sus pecados en el momento que Jesús se le apareció en el camino a Damasco, pero según Saulo no fue así.  Cuando él relató ante los judíos de Jerusalén el episodio de su conversión explica que Ananías le dijo: "Ahora, pues, ¿por qué te detienes?  Levántate y bautízate, y lava tus pecados" (Hch.22:16).  Obviamente Saulo no habría tenido pecados para lavar si hubiera sido perdonado de ellos en el camino a Damasco.  Cuando recibió esa orden del mensajero de Dios, "levantándose, fue bautizado" (Hechos 9:18).

Note en estos casos, las personas fueron bautizadas en el mismo día que escucharon la palabra de Dios.  No esperaron un año, seis meses, ni siquiera una semana para ser bautizados.  Se bautizaron el mismo día aunque es contrario a la práctica de muchas iglesias modernas.

 

¿POR QUÉ TENEMOS TRES RESPUESTAS DIFERENTES A ESTA PREGUNTA?

Hemos visto tres contestaciones diferentes a la pregunta: "¿Qué debo hacer para ser salvo?"  El carcelero tenía que creer y bautizarse; los pecadores en el día de Pentecostés tenían que arrepentirse y ser bautizados; Saulo de Tarso tenía que levantarse y bautizarse.  ¿Por qué existe poca variación en las respuestas?  Es porque cada uno de estos pecadores se encontraba en diferentes lugares del camino a la salvación.

Para ilustrar este punto, supongamos que usted viaja del lugar A al lugar D.  Cuando inicia su viaje, usted pregunta a algunas personas, ¿Qué tan lejos está el lugar D?  Ellos responden "30 kilómetros".  Cuando usted llega al lugar B, usted pregunta de nuevo, "¿Qué tan lejos está el lugar D?”  Ellos responden "20 kilómetros".  Cuando llega al lugar C,  usted hace la misma pregunta y responden, "10 kilómetros".  ¿Por qué le dan diferentes contestaciones a la misma pregunta?  Simplemente, porque usted se encuentra en diferentes lugares del camino. 

 

 0                       10 kms                    20 kms           30 kms 

 A                         B                            C                        D

 

En cada uno de los casos que hemos visto, ellos se encontraban en distintos lugares del camino a la salvación.  El carcelero era un pagano, por eso le dijeron que creyera.  Los del día de Pentecostés ya eran creyentes, por eso, Pedro les dijo que se arrepintieran.  Saulo era un creyente arrepentido; por eso, le dijo Ananías que se bautizara.  Entonces la respuesta a la pregunta "¿qué debo hacer para ser salvo?" es (1) creer, (2) arrepentirse, (3) confesar Hechos 8:37; Romanos 10:9,10 y (4) bautizarse.  ¡ESTA ES LA RESPUESTA! 

 

                                                                                 por Paul Melton


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